jueves, 4 de agosto de 2011

“En dependencia de Dios.”

Esta mañana estuve meditando sobre una frase, esta dice así: “Deja que Dios haga grandes cosas en tu vida.”

Y saben cual fue uno de los primeros pensamientos que vino a mi mente, que nosotros tendemos a enfocarnos en nosotros mismos, en aquellas cosas que podemos hacer con nuestras propias fuerzas y no realmente dependemos, descansamos, ni permitimos que sea DIOS, el que trabaje en nuestras vidas. Hay veces las cuales pensamos estar “aparentemente” aferrados a la voluntad de Dios y dejamos que el trabaje en nuestras vidas, pero al momento que las cosas no salen como esperamos, nos sentimos mal, desesperanzados, cansados de hacer las cosas una y otra vez y no tener buenos resultados. Pero sabes, esto no es estar verdaderamente en dependencia de Dios.

Cuando uno toma la decisión de depender plenamente de Dios, es una decisión radical, por la cual lucharemos día a día por permanecer firmes. Al tomar la decisión, erradicamos nuestro Yo, y Dios pasa a ser nuestro guía, y nuestra prioridad. Esta decisión está establecida bajo una base muy importante y esta es: “Deja que Dios trabaje en tu vida, Deja que El obre y te guie. Como resultado a esto El promete hacer grandes cosas en tu vida. Pero, esto solo ocurre cuando realmente estamos aferrados a Él.’

Sé que en muchos momentos te vas a sentir impotente, desesperanzado y desalentado, pero esto es parte de nuestra naturaleza pecadora, y de nuestro yo, dominando nuestras emociones. Recuerda que nuestro Creador, padre y salvador, tiene un plan para la vida de cada uno de nosotros. El ya ha determinado cada segundo de lo que ha sucedido y de lo que sucederá en tu vida, El sabe lo que mejor nos conviene. Y si tomas esto en cuenta, veras que aunque muchas veces las cosas no salgan como esperabas o ves que tus metas aun no han sido cumplidas, Dios lo sabe, y él ha determinado que cada una de estas cosas, estén sucediendo de esta manera porque así, El cumplirá el plan que tiene para ti.

Recuerda, que hayas tenido un buen día o un mal día, las cosas te hayan o no salido como esperabas, Dios usa cada situación no solo para llevarte hacia lo que Él ha preparado para ti, sino que también, para obrar en tu vida. Uno de los detalles más importantes en nuestra vida no son las cosas que hacemos si no lo que Dios hace en nosotros, porque lo que hacemos terrenalmente no vive eternamente, mientras que nuestro espíritu renovado y transformado por cada situación por la que a travesamos, es lo que permanecerá por siempre. Nuestro deleite debe ser que seamos transformados para la gloria de nuestro padre. He aquí donde debe radicar nuestro mayor gozo y nuestra mayor esperanza, que esa dependencia de Dios nos lleve a tal transformación, que nuestras vidas sean un vivo instrumento, que exalte la grandeza, fidelidad y la gloria de nuestro DIOS.