miércoles, 11 de agosto de 2010

Un testimonio de la Gracia de Dios: La Aprendiz

Se preguntaran porque lo he titulado de esta manera?

El señor en su gracia me ha permitido llegar hoy, a ser como soy, no sin antes El permitir que yo atravesara por un sin número de experiencias para poder aprender, comprender y continuar hoy, siendo una aprendiz.


Desde hace unos días me he puesto a analizar mi vida a través de los años, aunque no han sido muchos, pero si han sido significativos. El señor en su misericordia me trajo a sus pies cuando tenía 14 años aunque antes de eso había profesado varias veces ser cristiana, pero no había sido con una realidad y un peso en mi corazón. A partir de esta edad comenzaron los retos, la carrera se puso pesada y mi adolescencia estaba en sus comienzos.


Como muchos sabemos, la adolescencia es una etapa en la que el joven se siente confundido, influenciable, competitivo y arriesgado hacia cualquier reto o deseo que tenga delante. En mi caso, pues fue de la misma manera. Describo que estos fueron los años más decisivos, no solo por los retos sino también, por la experiencia de vida en la escuela y en todos los medios que me rodeaba.


El bachillerato, cuando estaba aun allí, lo describía como una tortura por el stress de los exámenes, los continuos conflictos interpersonales y familiares. En cada una de estas ocasiones buscaba ansiosamente consejos, tranquilidad y paz. Aun cuando tenía todas las herramientas a la mano, durante este tiempo mi corazón se vio muy apretado a tener a Dios como guía, dueño y señor.


Ustedes pueden preguntarse, Como así? Bueno así mismo. Allí fue que comenzó el ciclo de aprendizaje en mi vida. He aquí aun cuando sabía las respuestas e iba tras la búsqueda de Dios en mi vida, nada parecía solucionarse, las cosas no salían como deseaba y más aun estaba intranquila. Yo oraba una y otra vez a Dios pidiéndole su control sobre mi vida, yo le cuestionaba una y otra vez sobre sus propósitos, todo esto muestra de mi intranquilidad. Al terminar el Bachillerato no vi grandes cambios pero, Dios estaba obrando y yo aun no está apercibida del inmenso cambio que Dios estaba haciendo en mi vida.


Al transcurrir mi primer año en la universidad, Salí de la pequeña burbujita como muchos dicen, armada de mucho valor a enfrentar el próximo reto que tenía por delante. Pensaba que todo había terminado pero me di cuenta que simplemente continuarían muchos más grandes retos que los anteriores. Pude experimentar lo que es ser atacada y prejuiciada por mi Fe en CRISTO, pude distinguir cuales amistades eran verdadera y más aun me pude dar cuenta cual era la condición de mi corazón.


Mi corazón tenía un gran anhelo de cambiar, como años anteriores, pero estaba determinada a dar un paso más y lograrlo. Ya había cumplido mis 18 años, había llegado a una etapa muy importante, ser mayor de edad, esto conllevaba mayores responsabilidades. Fue una gran transición tener que asumir tantas responsabilidades como el carro, el trabajo y la universidad.


Una amiga muy cercana a mí se mostro interesada al leer una de mis frase que escribí en el Facebook una mañana. Ella muy considerada, me regalo un libro que había pensado que debía de leer, lo que ella aun no sabía fue que Dios había puesto en su corazón darme ese libro para continuar la transformación en mi vida. Aquel libro, que hoy es uno de mis tesoros, se llamaba “Esperando a mi príncipe azul.” El título del libro me llamo mucho la atención y me intrigaba a saber de que este preciado libro trataría. Mientras fui leyendo me di cuenta que aunque esta autora aconseja a esperar confiadamente en Dios, a aquella persona que el designo para ti algún día, su objetivo principal había sido el de discipular el corazón de sus lectoras y transformar nuestra visión hacia el corazón de una joven conforme al corazón de Dios. Esto incluía que todos mis pensamientos, mis emociones, mis deseos, mis metas, mis habilidades, mis oportunidades, mis responsabilidades, TODO, girara entorno a Dios.


A medida que fui leyendo el libro me di cuenta que en muchas ocasiones había pedido a Dios que tomara el control de mi vida pero Yo no le había entregado a El control realmente. Yo había decidido tratar de cambiar pero para sentirme tranquila no para realmente glorificar a Dios con mi situación. Yo pude comprender que realmente nosotros tendemos mucho a cuestionar a Dios y sus propósitos en vez de ir en oración a Él y abrirle nuestro corazón para ser enseñados.


Una de las cosas que más me impresionaron fue como la gloria de Dios no es solamente transmitida y reflejada cuando estamos bien, aun cuando estamos en aflicciones, este es el perfecto momento para reflejar el carácter de Dios, su fidelidad, poder, omnipresencia, misericordia, bondad, AMOR eterno, etc. hacia nosotros aun cuando no nos lo merecemos.


Luego, unos meses más tarde, asistí al retiro de Jóvenes IBSJ 2010 y fue aquí que Dios me ilumino una vez más para que comprendiera otra gran verdad y es que como dice la biblia: “De la abundancia del corazón habla la boca.” Yo hablaba y actuaba como una cristiana, pero era esto suficiente para Dios? Tendría yo mas quedar? Absolutamente si, muchísimo más.


Me di cuenta que todo este tiempo estuve haciendo la pregunta incorrecta. Yo siempre cuestionaba: Porque Dios me trajo a este mundo a sufrir, porque Dios trae X aflicción a mi vida?, cuando lo que debía de orar era: Dios enséname a ver tus propósitos, abre mi corazón, líbrame de mi, trasforma mi vida, hazme reflejar tu gloria y dame tu corazón.


Cuando comprendí esto, fue entonces que entendí, que todo este tiempo estuve haciendo un ídolo de mi Yo, había centrado mi vida, mis deseos y pasamientos en Mí y no en Dios. Luego que comprendí que la respuesta a todas mis interrogantes siempre estuvieron frente a mis ojos, fue que pude llenarme de una transformación indescriptible de la gracia de Dios en mi vida y sentir una paz y un amor que sobrepasa todo entendimiento.


Fue entonces que comprendí uno de los tantos propósitos que Dios tiene con mi vida y es ser un aprendiz transformada por su gracia, ser un ejemplo de fe, ser un testimonio de amor, esperanza y fortaleza y más aun, sentirme tranquila y en paz descansando en las promesas de Dios. Por eso hoy puedo decir que soy una aprendiz por la gracia de Dios.


“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Filipenses 1:6


“Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Filipenses 1:19-20


“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.” Colosenses 1:10-13


Amen!.

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