Guárdame, oh Dios, porque en ti he  confiado.
 Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi  Señor;
No hay para mí bien fuera de ti.
Para los santos  que están en la tierra,
Y para los íntegros, es toda mi  complacencia.
Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven  diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de  sangre,
Ni en mis labios tomaré sus nombres.
 Jehová es  la porción de mi herencia y de mi copa;
Tú sustentas mi  suerte.
 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,
Y  es hermosa la heredad que me ha tocado.
 Bendeciré a Jehová que me  aconseja;
Aun en las noches me enseña mi conciencia.
 A  Jehová he puesto siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no  seré conmovido.
 Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi  alma;
Mi carne también reposará confiadamente;
 Porque  no dejarás mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo vea  corrupción.
 Me mostrarás la senda de la vida;
En tu  presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para  siempre.
martes, 19 de enero de 2010
Mis queridos lectores, en este día he querido compartir con ustedes el Salmos 16. Este es un salmo que trae mucha confianza y fortaleza. Pero a la vez transmite el regocijo de tener a Dios en nuestra vida, y de la presencia de el señor constante cuidando de cada uno de los detalles de nuestro día a día.
Yo espero que con este salmo, ustedes puedan ser renovados por la gracia de Dios y que vuestra vida sea dedicada a su gloria. Que Dios sea vuestra confianza y guía en todo momento. Nunca apartemos nuestra vista hacia lo alto, porque esa es nuestra heredad. Que Dios los bendiga!
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